La vida de padre y madre es una eterna aventura, incluso podemos comparar el juego de videojuegos! Cuanto más creemos que esta llegando al final de la fase, pero difícil la fase queda rs. Así también son con los hijos y con sus cambios de comportamiento que se alteran al alcanzar cada grupo de edad, pero una cosa que no cambia nunca es "querer" de ellos. Con mucho juego de cintura, paciencia y sabiduría los padres tenemos que saber lidiar con la bendita frase: "Yo quiero!".

En el primer año de vida, tan pronto como ellos aprenden a hablar y ya tienen voluntades y deseos propios, el famoso "yo quiero" suena como una bocina constante en los oídos de los padres. Dar todo lo que piden sabemos que no es nada sano, sino y cómo lidiar y enseñar lo no en su vida? ¿Cómo actuar con el querer de los hijos que es algo constante y cómo enseñar que no podemos tener todo lo que deseamos? En una simple ida al supermercado si no sabemos manejar la situación, puede convertirse en un momento estresante y también embarazoso. Al escuchar una petición de algo que no puede comprar en el momento o simplemente porque no necesita, el niño entra en un colapso nervioso, de chiles y hace un verdadero show de rabietas y gritos. ¿Quién nunca pasó por eso o por lo menos ya presenció esa escena alguna vez en su vida?!

No es fácil para quien pasa, aún más por las miradas obligatorias y comentarios de juicio sobre la situación. Sin embargo, el hecho es que tenemos que aprender a lidiar y actuar con esas circunstancias y si es posible enseñar y aconsejar antes de que suceda. No dar todo lo que los hijos piden al contrario de muchas opiniones esparcidas por el mundo, no significa que usted no ame a su hijo o ame menos de aquel que gana todo. Por lo contrario! No dar todo lo que su hijo pide, lo enseña a tener valor en cada cosa y tener conciencia de que es necesario batallar para conquistar.

Los niños crecen en todo el mundo sin ningún valor, en un mundo de futilidades y facilidades caminando hacia una vida adulta vacía y sin focos. Resultado de una infancia sin límites y con todos sus deseos realizados instantáneamente, todo en nombre del amor. Realmente no es fácil decir no a un hijo, aún más cuando se tiene condiciones para dar lo que desea, pero preguntarse si es necesario y en lo que le ayudará es esencial para no criar niños fútiles, mimadas y que se hallan dueñas del mundo.

Cuando crecen, se enfrentan a la verdad desnuda, cruda y cruel que no los ahorrará como sus padres siempre hicieron. Cuando crecen, descubren que la vida no da nada de gracia y mucho menos da todo lo que quiere y en la hora que quiera. Descubre que todo lo que vivió hasta ese momento, fue una vida colorida, con deseos realizados, pero todo de mentira, después de todo la vida no es así.

La vieja frase "cree a su hijo para el mundo" puede ser dura para el corazón de una madre y de un padre, pero es la más pura verdad. Cuando estamos educando a un niño no es sólo para nuestra casa, nuestros amigos y familiares, sino para que crezca como ciudadano de bien y que sabrá convivir, respetar y vivir al lado de personas desconocidas en frustraciones innecesarias.

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Fotos: Aluana Ferreira, Eduardo Camillo Kasparevicis Ferreira