Abortos Recurrentes - Queli
embarazoEl dolor de un aborto es indescriptible, pero cómo tratar con abortos que se repiten y se repiten? Queli cuenta cómo pasó por eso y la alegría en hacerse madre.
Siempre fui loca para ser madre, así que proveía a mi bebé poco después de la boda, pero no me imaginé que era tan complicado tener mi sueño realizado. Después de cerca de un año de intentos, finalmente tomé mi deseado positivo. Pero la alegría duró poco, en menos de una semana sentí cólicos y tuve sangrado. Perdí a mi primer bebé. Lloré mucho, me quedé arrasada. No podía hablar de eso con nadie. Después de algunos días de recogimiento total, decidí recomenzar los intentos. Al cabo de tres meses después del aborto, estaba embarazada de nuevo. Mi embarazo fue relativamente tranquilo y mi hijo nació con 40 semanas de parto normal.
Después de algunos años decidí tener el segundo hijo. Mi agonía se reasumió y se quedó embarazada hasta que no era difícil, lo complicado era sostener al bebé dentro de mí. En el primer intento la alegría sólo duró 6 semanas. En una mañana lluviosa mi bebé se fue. Sin perder mucho tiempo, quedé embarazada de nuevo. Cuando tenía 9 semanas fui a hacer un ultrasonido y descubrí que mi bebé estaba sin ritmo cardiaco. ¡Fue un choque! Yo veía, en la imagen, mi bebé todo formadito, bracinhos, pernitas e inerte, sin vida. ¡Que dolor! Al día siguiente fui en otra clínica y repetía el ultrasonido, intento inútil de oír el corazón de mi bebé golpe fuerte. En el caso de los niños,.
Fue uno de los peores días de mi vida, pues sentía como si iba a matar a mi bebé, arrancarlo de dentro. Mirando a mi marido parado en la puerta de la sala de cirugía con el semblante más triste del mundo fue la peor escena que he vivido. Me temblaba de la cabeza a los pies, de nervioso, de miedo, de tristeza. En la última hora todavía le pedí a la médica tratar de escuchar el corazón del bebé, pero no había nada que hacer. Por cierto, sí, un curetaje y ella lo hizo. Al día siguiente fui a casa, el clima era de velorio. Al final, ese era el tercer aborto, pero fue el que más me alcanzó, pues vi a mi bebé en el ultrasonido con el corazón acelerado en una semana y la semana siguiente él estaba muerto dentro de mí. Yo lo vi con vida, vi sus bracinhos y pernitas. Pero yo lo perdí, él escapó de mí. Yo estaba derrotada.
Pero la vida continuaba y el tiempo es como bálsamo. El problema es que el curetaje fue incompleto, todavía tenía restos del aborto dentro de mí y eso infectó. Yo sentía tanto dolor, que apenas podía caminar. Resultado: internada para un segundo curetaje de emergencia. La médica sospechosa de resorte hidatiforme y yo y mi marido quedamos desesperados por esa posibilidad. Pero al final dio todo bien, pues la biopsia del material dio negativo para el resorte: eran sólo restos del embarazo mismo.
Me esperaba unos meses para intentarlo de nuevo y finalmente tomé mi positivo. Cada nuevo ultrasonido era un momento de suspenso total, apenas respirábamos hasta oír el sonido del corazón de nuestro bebé. ¡Cuánta agonía, cuánta ansiedad, cuánto miedo! Mi hija nació de 36 semanas. Una princesita!
Después de cuatro años, incluso tomando anticonceptivo, mi menstruación retrasó. Hice un examen para desencaje de la conciencia y descubrí que estaba embarazada de nuevo. La mezcla de sentimientos fue enorme! Estaba desesperada por este nuevo embarazo y al mismo tiempo feliz con la situación. Me pasé una semana acostumbrándome con la idea y al final ya estaba súper contento. Pero la alegría duró poco. Una vez más sangrado, cólico, aborto. Perdí mi bebecito. El dolor fue inmenso. La culpa duele más aún, pues se había enfadado al principio, con ese embarazo no programado. Hablé con mi marido y él topó: ¡vamos a tener otro bebé! Nuestra suerte fue tan grande que el mes siguiente estaba embarazada de nuevo. Esta vez el embarazo fue hasta 41 semanas y mi cazadora completó mi trío maravilla!
El aborto recurrente es un dolor sin tamaño. Además del dolor, sentimos culpa, vergüenza y aquella terrible sensación de impotencia, de derrota. En mi caso, nunca descubrimos los motivos de los abortos. Pero eso no haría diferencia, pues fuera cuál fuera el problema, habríamos seguido intentando y habríamos hecho todo igual, pues la voluntad de tener a nuestros hijos siempre fue mayor que el dolor de la pérdida.
Ver también: Aborto - Yo también he pasado por eso
Fotos: Acervo Personal