El nuevo estudio apunta que recién nacidos de madres que se alimentaron más de tres veces en la semana con pescado durante la fase gestacional crecieron y ganaron más peso en sus primeros dos años de vida. Además de ser más propensos a sufrir con la obesidad infantil a los 4 y 6 años de edad que los que la madre comió poco o no ingerió pescado durante el embarazo.

El estudio fue realizado en diversos países y los investigadores descubrieron los efectos del alto consumo de peces en el embarazo con mayor índice de obesidad cuando el bebé es del sexo femenino. Se sugirieron dos explicaciones en la conclusión, siendo una de ellas que el acido graso y omega 3 encontrado en los peces pueden predisponer las células madre fetales y convertirse en células de grasa. La segunda explicación es que los contaminantes encontrados en los peces alteran las hormonas fetales relacionadas con el metabolismo, lo que provoca el mayor almacenamiento de grasa.

La recomendación de la FDA (Anvisa de los EE.UU.) es que las mujeres embarazadas tengan en su menú alimentar el pescado hasta dos o tres veces a la semana. Pero que queden lejos de algunos peces que pueden estar contaminados como: tilefish, tiburón, pez escalera y caballa y optar por salmón, camarón, tilapia, atún y bacalao. El estudio se realizó con 26 mil mujeres en Europa y en los Estados Unidos donde se realizó el seguimiento de su gestación y el crecimiento de sus hijos en el año 1996 hasta 2011. Se observaron los patrones de crecimiento y peso de los niños hasta alcanzar los 6 años de edad edad. El mayor consumo de pescado entre las mujeres embarazadas se produjo en países como España y Portugal, donde el pescado se consume cada día. Los niños observados al alcanzar sus 4 a los 6 años de edad tenían el 22% más de posibilidades de sufrir con la obesidad comparada a aquellos nacidos de madres que no ingerían peces en el embarazo o consumieron bien poco.

Pero los órganos de salud se preocupan por el bajo consumo de peces ya que el ácido graso y la omega 3 son esenciales para el desarrollo cerebral del feto.

Además de garantizar una gestación más sana y apartar las posibilidades de depresión en el embarazo y en el posparto. El consumo de pescado aumenta el QI, ayuda en el desarrollo de la coordinación motora fina, aguza las habilidades de comunicación y motricidad además de otros beneficios. Pero su consumo excesivo puede ser perjudicial para la salud.

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Foto: Angelina Koh