Sentimiento de Culpa - Punto de Vista de Dos Madres
TentantesEn los días de hoy gran mayoría de las mujeres tienen su profesión y enfrentan cargas horarias intensas, donde su salario es de extrema necesidad para complementar la renta familiar o incluso para encarar todo el gasto familiar por sí solitario. Y en esa carrera todavía tenemos que enfrentar nuestro emocional, que nos cobra el tiempo entero a dar más atención a nuestros hijos. La voluntad es de jugar todo a lo alto y disfrutar del día todo el pequeño, aprovechar cada segundo de su vida y ser madre a tiempo completo. Pero, ¿y las responsabilidades? Aquí entra la división de prioridades en la cabeza, la cobro excesivo de nosotros mismos y la culpa.
El sentimiento de culpa es inevitable para las madres que tienen doble jornada, y tiene que enfrentarse a la parada sea allí el trabajo que sea y la cantidad de horas que sea. Si se trata de trabajo integral, o medio tiempo, ya sea haciendo viajes o casa de trabajo, el trabajo requiere mucho de nuestro tiempo y dedicación y muchas veces terminan extendiéndose por un período mayor de lo que debería, por necesidad.
Y cuando ya se ha cerrado el expediente y nuestros hijos todavía están a todo vapor queriendo atención? El día no fue muy bueno, varios problemas que dejaron su cabeza hirviendo, la cabeza esta rompiendo y de repente usted descarga en quien más amas en la vida? Grita y piden parar y sólo así acaba viendo en sus ojos la decepción y tristeza por haber molestado a mamá y peor no pueden tener la atención de ella como les gustaría.
la sentimiento de culpa invade el alma, tienes ganas de entrar en un agujero y esconderse de tanta vergüenza, y la tristeza por su acción tan impensable escurre por los ojos. Para nosotros las madres esto se había quedado por algún tiempo en la cabeza molestando, lastimando, pero para ellos un abrazo y una petición de disculpas será suficiente para olvidar al final saben cuánto la mamá está cansada. Nosotros las madres hasta intentamos ser heroínas y abrazar el mundo, tratando de resolver todas las cuestiones a nuestro alrededor, pero todo lo que somos es mujeres guerreras, que cansamos, lloramos, nos sentimos tristes y feas y poseemos algunos segundos sólo para recuperar el fuelle y encarar la batalla nuevamente, pero conseguimos.
Somos envidia por los hombres, por nuestra capacidad de amar, cuidar y resolver todo al mismo tiempo y nadie en ese mundo conseguirá sacar nuestro cargo. El negocio es continuar enfrentando la batalla, trabajando y amando de forma intensa como lo hacemos todos los días.
Por: Rosane Gonzalez
El amor de Dios es el amor de Dios.
Los días de hoy son muy crueles en relación a la vida doméstica de una madre ... En el tiempo de mis abuelas y de sus madres y de su madre, la mayor parte de la obligación diaria era sólo cuidar de los niños y de la casa con celo, cariño y listo, tarea cumplida. Su parte principal de la vida no era la más fácil, pero se concentraba en educar a los niños y muchas veces sólo cuando se tenía un proveedor presente, el marido. Los frutos del matrimonio eran el principal foco de la vida de una mujer y que a lo largo del tiempo fue siendo tomado por otros quehaceres de lo cotidiano moderno. En realidad creo que nosotros mismos fuimos complicando un poco más las cosas.
El tiempo con los niños se fue cada vez más pequeño y las tareas del día a día cambiando con la emancipación de la mujer que tomó mayor proporción en los años 70. Ya con mi madre, cuidar de los hijos se fue haciendo más difícil, ya que ella tenía que trabajar para cuidar ayudar a cuidar de sus hijos. Conmigo ese tiempo con los niños se quedó aún más pequeño ... Aunque trabajar en casa proporcione siempre un ojo a los niños y el otro en el trabajo, la mayoría de las veces es una tarea difícil de conciliar. Ser madre y profesional trae para nosotros mujeres un cobro muy grande y ahí la sensación de culpa aparece abrumadora! Yo calculo lo que siente una mujer que trabaja fuera de casa.
La frustración de no lograr hacer de la forma que quisiera ninguna de las tareas que me dispongo a hacer con los niños y por el trabajo trae consigo una sensación extraña de no estar dando cuenta. Tal vez sea por el cansancio del día a día, de la rutina exhaustiva en que tenemos que someternos por la cantidad de quehaceres dentro y fuera de la vida profesional y también familiar. Cuando todo va bien en la salud bien, vamos en el embalo de la correría pero y cuando la enfermedad se abate sobre la familia? Parece que el mundo se vuelve de cabeza querida de la amiga. Dejar a nuestros pequeños en casa y aún no partir para otro día de trabajo puede no ser la misión más fácil del mundo, pero es necesario que sea hecha. Si están bien cuidados, sea por la abuela, tía, amiga o niñera, entregamos nuestro corazón a ellas y en cañitos seguimos en rumbo a la batalla diaria de la vida.
¿No nos cobra demasiado? ¿Será que la vida no podría ser un poco más fácil? ¿Será que el sentimiento de culpa de tener que dejar educación prioritaria de nuestros pequeños no sería menor si la jornada fuera menos prolongada? La voluntad que tenemos es de abrazar el mundo como un pulpo, pero falta la conciencia que tenemos sólo un par de brazos y un corazón bien grande, lo que es desproporcionado, pero como todo, siempre daremos una manera.
Ah si el mundo fuera más simple como antiguamente ...
Por: Patricia Amorim
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Foto: Matteo Bagnoli, Bruno Alexandre