Sí, siempre soñé con ser madre. Desde niño no pensaba en tener éxito, estudiar mucho o viajar por todo el mundo, yo quería ser madre. Mi sueño fue creciendo en mi juventud y llegó al punto máximo cuando me casé, con veinte años. Yo y mi esposo decidimos esperar un poco, para aprovechar bien los primeros años de casados. Se trata de casi tres años para tomar la decisión más importante de nuestras vidas y dejar la píldora a un lado. Cuando decidimos ya teníamos los nombres de los bebés, si era niño sería Arthur y si era niña Isabelle.

En el primer mes me pareció que sería normal no suceder nada, en el segundo también ahí en el tercero empezó a golpear aquella ansiedad ... en la visita al ginecólogo constaté algo que en realidad ya sabía, los quistes en mi ovario irían a dificultar todo y el sueño de quedar segura tendría que esperar un poco más. El médico explicó que hasta un año podría ser normal, a partir de eso era motivo de pensar en el tratamiento. Pues bien, pasaron cuatro meses, cinco, seis ... después de un año volví al consultorio. Nada había cambiado, los quistes continuaban allí y mi ovulación estaba completamente desregulada. Comencé a tomar un remedio para las personas con diabetes (no recuerdo más el nombre), me dijo que ayudaría a evitar la formación de nuevos quistes y regularía mi ciclo menstrual. Tomé tres meses y decidí parar. Buscaba una nutricionista ortomolecular, comencé a practicar ejercicio físico y perdí 12kg. Se dice que la pérdida de peso para las personas con quistes puede ayudar, y ayudó.

Fueron dos años de mucho llanto, tristeza, expectativa y planes. No recuerdo con certeza cuántas pruebas de embarazo he hecho durante ese período, sólo sé que la ayudante de la farmacia ya sabía lo que estaba haciendo todos los meses, sin tener que decir nada. Yo oré tanto, pedí tanto a Dios que al contar todo eso llora siempre, todo de nuevo. Es imposible explicar la sensación que aprieta el corazón cuando ves que tener un hijo parece imposible. Yo nunca quise hacer inseminación o cualquier cosa del género. No tengo preconcepto alguno con quien hace, pero yo quería que mi bebé venía en el tiempo de Dios, ¿sabes? En el momento en que tuviera que venir.

A principios del mes de mayo de 2012 mi menstruación retrasó como de costumbre. Para desencaje de conciencia (porque yo hacía musculación) decidí hacer otra prueba. Cuando me desperté bien cedí hice el pis, esperé y para variar nada ... sólo una raya. En el momento en que yo iba a dormir, decidí dar otra mirada (santa mirada) y apareció una segunda raya, muy débil. ¿Qué duda cruel, era o no era? Me arreglé, tomé mis cosas y le dije a mi marido que iba a trabajar más temprano. Pasé en el laboratorio e hice una prueba de sangre. El resultado saldría al final de la tarde. Aquel día no pasaba NUNCA. Ni siquiera tuve derecho, en realidad no conseguí hacer nada derecho aquel día. Cuando pasé a buscar y abrí el sobre sólo a través de números y más números ... mirando tranquilamente, no había dudas, yo estaba de cuatro semanas.

Fue una alegría tan grande que yo no sabía si se reía, lloraba, gritaba a los cuatro vientos y si en realidad aquello era real. Salí corriendo y compré almohadas de almohadas con las frases: "el mejor padre del mundo es el mío", "la mejor vuela del mundo es la mía" y "el mejor v del mundo es el mío". Me llevé a cada uno de ellos. Mi marido cuando abrió el regalo comenzó a llorar, la misma reacción de mi padre y mis suegros. Mi madre al principio no entendió nada, después fue sólo alegría.

Podría escribir aquí que todo fue perfecto, pero en realidad no fue así. Una semana después sufrí una amenaza de aborto cuando estaba trabajando. He deseado quedarme en reposo y empecé a tomar medicación para fijar al bebé en el útero. Seguí así hasta los cuatro meses de gestación. En ese mismo mes una noticia trágica sacudió a nuestra familia, mi cuñado de 23 años fue asesinado con un disparo en el corazón por una discusión de tráfico. Fue un huracán de emociones y situaciones que jamás imaginé pasar en mi vida, aún más estando embarazada. Me quedé al lado de mi marido en ese momento fue muy difícil. Su sufrimiento era tan grande ... pero Dios es bueno. Nadie superó lo que sucedió, pero el Señor calmó los corazones. En ese mismo mes descubrimos que esperábamos una linda niña, la princesa de nuestra casa. Las cosas se calmaron.

La Isabelle nació en el tiempo correcto, con 3kg120 y 48cm de pura belleza y cabellos. Ella nació muy cabelluda, hahaha ... Fue ahí donde entendí que aquel amor incondicional que esperé toda mi vida para sentir, nació con ella. No voy a escribir aquí que fueron mil maravillas, fue aprendido eso sí. Isa sufrió con la tan hablada cólica de los tres meses, y más lloraba de lo que dormía. No pude amamantar, ella tuvo dificultad en la toma del pecho y la leche tardó en bajar. Experiencias ...

Con toda la propiedad del mundo, hoy puedo decir que ser madre es la mejor, más grande y más increíble cosa que puede suceder con una mujer. Es indescriptible. Pero no es un mar de rosas. Ser madre es madurar en el momento que tu bebé de la primera llora. Es dejar de dormir para cuidar del pequeño. Comer cuando de y de la forma que da. Es llorar junto con él cuando todo el mundo dice que no hay remedio para el problema. Es amar de una forma tan grande e intensa que ninguna palabra puede describir. Resumiendo la historia: Isabelle es un regalo de Dios que vino en el momento oportuno y fue lo suficientemente fuerte para enfrentar todas las dificultades. Ella es una ganadora, la más bella y cabelluda que he conocido.

Periodista, esposa y madre. De todas las actividades ser madre es la mejor y más gratificante de ellas.

Karolline Paim

Ver también: Ser Madre por la primera vez - Problemas que podemos encontrar en el camino

Fotos: Acervo Personal