Si hay una tarea ardua y complicada en la vida de un adulto es educar a los hijos. Ser padre, madre y responsable de otras vidas más allá de la nuestra, es extremadamente delicado y de mucha importancia. A través de las enseñanzas pasadas que el carácter y los valores se formarán. Miles de padres creyendo estar dando una oportunidad excelente educación a sus hijos, acaban pecando por el exceso y creando un niño mimado. Dentro de casa tal vez no sea un problema tan grande, ya que fue una situación formada por la propia familia, pero y con el mundo allá afuera?

Vemos diariamente situaciones de niños que mandan dentro de sus casas y en sus padres. No tienen límites, reglas y son dueños de la propia nariz cuando debían ser dirigidos por los padres. Comen lo que quieren, cuando quieren incluso, mandan en el menú diario de la casa. Escogen los paseos de la familia. En la televisión sólo pasan los programas escogidos por él. En la radio sólo tocan las canciones favoritas de él y todo el mundo de la familia gira alrededor del ombligo del pequeño rezo.

Cuando es contrariado, chiles, gritos y mucho llorando con derecho a show ocurren para quien quiera ver. Para eso no importa el lugar y acaba generando constreñimiento a los padres ante la sociedad que sí, acostumbran juzgar y comentar sobre la mala educación del niño. Toda esta forma de educación, es conocida por los psicólogos como infantolátria. Ella es el acto de los padres mimar demasiado a sus hijos haciéndolos pequeños comandantes o reyes de la situación. El hecho debe ser cambiado mientras es tiempo, para que los problemas futuros y cuando los adultos no suceda ocasionando más sufrimiento. Los niños necesitan aprender límites, vivir reglas y conocer el sentido de la palabra NO. No siempre puede ser el centro de atención y ganar todo lo que quieren, y será que tendrán que aprender viviendo la realidad de la vida?

¿Qué es el buen padre o la madre??

Ser un buen padre y madre no significa dar todo lo que los hijos quieren, sino enseñar los caminos que deben andar. Esto incluye mostrar límites y respeto a los deseos y elecciones del prójimo. Ser padre y madre es mostrar la realidad de la vida con una gran pizca de cariño, abrazo y amor.

Intentar ofrecer todo con la dosificación correcta, después de todo todo lo que es demasiado y en el exceso hace mal, incluso el amor. El exceso de celo y cuidados pueden ser perjudiciales para el desarrollo del niño, después de todo, necesitan crecer y aprender a ser dependientes. Necesitan tener seguridad para hacer las propias elecciones y cuando sea necesario, recorrer sus propios caminos.

La buena enseñanza de los padres es la base de lo que se convertirán en adultos, aunque no sea posible descubrir cómo se comportarán ante el mundo en el futuro. Los padres, siempre intentamos hacer lo mejor, ofrecer lo mejor de nosotros. la formación del carácter de un individuo, es firmada en la infancia y de ella él llevará los principios para el resto de la vida.

Normalmente comparamos la educación dada a nuestros hijos, a la educación que recibimos de nuestros padres. Aquellos que tuvieron una educación rígida, difícil, desean ofrecer lo contrario para los suyos, y hacen exactamente todo al revés de lo que juzgó ser incorrecto un día. Para aquellos que fueron demasiado sueltos, sin límites terminan proporcionando una vida más regida con total control sobre la vida de los hijos, y en muchos de los casos también pecando por el exceso.

No hay un manual de información sobre cómo educar a los hijos desgraciadamente, pero todos son conscientes de que los excesos hacen mal para todo ser humano, principalmente para los niños en desarrollo y formación de carácter. Muchos de los niños mimados cuando crecen, se vuelven adolescentes y adultos revueltos. No aceptan ser contrariados por el mundo y no recibir lo que siempre tuvieron dentro de casa. Muchos de ellos acaban buscando las drogas y la bebida como escape de la situación y evolucionan hacia problemas muy serios.

Los hijos deben ser creados con el corazón, con total donación y sentimientos, pero con el auxilio de la cabeza y del raciocinio también. Los padres tienen el deber de enseñar a ganar y perder, escuchar no escuchar, no ser siempre el foco de la situación y sobre todo de dividir, compartir y respetar los próximos.

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Fotos: Alba Soler, Juliana King