Uno de los mayores desafíos de la ciencia siempre fue establecer en todas las áreas de la salud, cuál es la real influencia de la genética y hasta qué punto los hábitos pueden alterar eso. Ver más en este artículo sobre este tema!


¡Yo no adelgazé por qué tengo mala genética! ¡La culpa de mi cuerpo es de mis ancestros! No hay manera, quien quiere una excusa, piensa. Y si esa excusa se basa en culpar a otra persona, de preferencia que ya no pueda defenderse (ancestros), mejor aún. Pues bien, después de incansables estudios, mucha cosa fue descubierta y muchas de estas excusas vinieron abajo, ya que cada vez más la ciencia viene descubriendo que genética no es destino.

Antes de cualquier cosa, es importante saber que el gran objeto de estudio en lo que se refiere a la genética es la cuestión de su influencia y cuál es la interferencia de los hábitos de vida sobre los aspectos genéticos. Hoy mucho se ha descubierto y ya se sabe que la genética puede no ser tan determinante cuanto mucho piensan, principalmente en la construcción de un cuerpo armónico.

En lo que se refiere a la hipertrofia, la cuestión genética hasta tiene una importancia, ya que determina el tamaño de las fibras musculares y la liberación hormonal, pero estos factores también pueden ser cambiados por los hábitos de vida. Ya en lo que se refiere al adelgazamiento, la genética no es determinante en el proceso, como muchos creen. Por eso, voy a enfocar un poco más en el adelgazamiento, ya que es uno de los más estudiados en este sentido.

En cuanto a la genética influencia en el adelgazamiento?

Hablar de genética y adelgazamiento, sin citar los estudios de Paulo Gentil, es prácticamente imposible. En una reciente entrada, Gentil dijo lo siguiente:

Me involucró con investigaciones relacionadas con la genética durante gran parte de mi carrera. Varios investigadores hicieron, ya que creíamos que la genética podría tener un papel determinante en lo que una persona podría obtener en su vida en términos de entrenamiento y de composición corporal.

De esta forma, los científicos comenzaron a tratar de descubrir cuál es la influencia de la genética para los resultados obtenidos a través del ejercicio físico. La meta audaz era diseñar los entrenamientos, predecir precisamente los resultados de las intervenciones, haciéndolo a partir de un análisis genético, que se haría a partir de un hilo de pelo o de algunas células de su mucosa. Pues bien, eso sería la solución a los problemas en prescribir entrenamientos, ya que así las especificidades de cada persona serían fácilmente observadas.

Pero después de muchos años de trabajo, llegamos a una conclusión que no esperábamos. Descubrimos que no daba para atribuir a la genética, el papel que le es comúnmente esperado. En realidad, después de muchas investigaciones hechas alrededor del mundo, fue posible llegar a la conclusión de que las actitudes diarias importan mucho más de lo que se imaginaba. Y más: con un nuevo concepto, la epigenética, descubrimos que los estímulos ambientales pueden modificar la forma en que nuestros genes se expresan, haciendo que estas alteraciones se transmitan a las próximas generaciones. Es decir, usted puede incluso haber nacido con una predisposición genética para engordar, pero si usted se alimenta correctamente y practica ejercicios de manera correcta, usted silenciará ese gen y aún, hará que sus hijos no manifiesten tal predisposición.

(Gentil, 2014)

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Esta palabra del doctor Paulo Gentil sólo viene a corroborar con algo que ya se tiene como unanimidad en la ciencia del entrenamiento físico, de que genética no es destino! Si usted adopta una posición estática, culpando a sus antecesores por su condición actual, sepa que eso será una excusa sin fundamento y sólo sirve para ocultar sus debilidades! Ser protagonista, ¡adopte una postura de protagonista y usted verá que la genética es mucho más débil que su determinación! Buenos entrenamientos!