Con el riesgo de parecer sexista, machista, troglodita y otros ITAS, la verdad necesita ser dicha (no, esa última no fue intencional). Muchas mujeres, si no la mayoría, dependen del instructor incluso para tomar agua dentro de la academia.

Algunas incluso saben cuál será el entrenamiento del día, pues saben que el instructor es que va a correr detrás de eso por ellas. Al descubrir cuál es el entrenamiento, el instructor también necesita enseñar ejercicio por ejercicio nuevamente, ya que ella no recuerda cuál es cuál en la lista.

Después del instructor mostrar cuál es el primer ejercicio del día, usted todavía reclama que el ejercicio está muy difícil y si, "sólo por hoy", no sería posible hacer otra cosa en el lugar. Y allí va a sustituir el agachamiento libre por un ejercicio jugoso en máquina. Como si no fuera suficiente, todavía usan cargas irrisorios que harían una sesión de fisioterapia parecer un entrenamiento pesado. Por supuesto, las mujeres no pueden entrenar pesado sino quedarán "musculosas". La pereza, el conformismo y la falta de vergüenza en la cara, eso sí.

De una vez por todas, esto es lo que sucede con mujeres que entrenan pesado:

Pues es, es la hora de la mayoría de las mujeres que se quejan de la falta de resultados empiezan a ser más proactivas acerca de su entrenamiento y cortar ese cordón umbilical con el instructor, pues él no es su personal trainer, y aunque él da toda la atención del mundo para ti (algo curiosamente común), esto no quiere decir que necesites depender de él para todo. Y nunca olvides, si tu entrenamiento es agradable y sabroso de hacer, probablemente es una mierda.

Es importante reforzar que el texto no se refiere a todos las mujeres, pues existen focos de resistencia, y algunas entrenan en un nivel más elevado que muchos hombres. El artículo se trata sólo de tirón de oreja para varias mujeres que, después de años nadando en este pozo de mediocridad, empiezan a culpar a la genética, la academia, el instructor, todo, menos a sí mismas.