De la Universidad de Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires.
Rodolfo Anthero de Noronha Peres - Nutricionista - CRN3 / 16.389

El vino tiene su origen en milenar lo que puede ser comprobado por la presencia de semillas de uvas encontradas en cavernas paleolíticas habitadas por el hombre prehistórico. Muy posiblemente el hombre primitivo deba haber observado la fermentación espontánea de uvas dejadas en algún recipiente por casualidad. ¡El hecho es que al experimentarlas, ciertamente se agradó! Pero hubo la necesidad de surgir la agricultura hace unos 7.000 años, para que pudiéramos producir más de este néctar que tanto influenció nuestra historia. La producción de vino puede haber sido incluso, uno de los hechos que influenciaron el paso del hombre cazador y recolector, para el hombre agricultor y civilizado.

Las investigaciones arqueológicas sugieren que la vid comenzó a ser cultivada en el Cáucaso y poco después en Mesopotamia alrededor de 6000 aC ... Los más antiguos vestigios de vino se ubicaron en el actual Irán y datan del año 3500 aC ... En Egipto, las evidencias más las antiguas datan de 3000 aC ... A partir de esa época entran en escena los fenicios, pueblo navegador y comerciante que llevó los vinos y las viñas de Egipto a otras regiones, en especial Grecia, donde llegaron alrededor de 2000 aC ... Además del placer gustativo , el vino todavía desempeñaría un importante papel en el desarrollo del pensamiento y la filosofía en Grecia. Pero eso ya es otra historia. Un hecho interesante ya viene siendo observado hace muchos años en la región del Mediterráneo principalmente en Francia, donde las personas tienden a utilizar alimentos muy ricos en grasas saturadas, tales como quesos, hígado de ganso, jamones y otros alimentos grasos, además de fumar bastante y, ser sedentarios. Ocurre que incluso con estos tipos de hábitos, personas que viven en esta región tienen baja incidencia de enfermedades cardíacas. Esta discrepancia se conoció como "Paradoja del Mediterráneo", y desde hace algún tiempo viene siendo relacionado al uso del vino tinto.

Los estudios recientes demuestran que el vino tinto reduce el riesgo de enfermedades del corazón, protege contra las disfunciones neurológicas, aumenta la longevidad, tiene poder anti-cancerígeno y puede incluso proteger a los fumadores contra los efectos dañinos del cigarrillo, sea un raro "Chateau Petrus" o una " versión barata de mesa.

Se ha demostrado recientemente que el consumo moderado de etanol produce efecto cardioprotector, principalmente por el aumento en los niveles de HDL (colesterol de alta densidad lipoproteína), factor de riesgo negativo para las enfermedades cardiovasculares. El efecto protector de niveles sanguíneos elevados de HDL colesterol, está asociado con la habilidad de esas lipoproteínas, en remover el exceso de colesterol del plasma sanguíneo hasta el hígado, para ser sintetizados en jugo biliar y posteriormente eliminados del organismo.

El profesor Roger Corder y su equipo, del Instituto de Investigación William Harvey, en St Bartholomew y de la Universidad de Londres, descubrieron que el vino tinto, además de contener etanol, es rico en polifenoles o compuestos fenólicos, que están presentes en las cáscaras y en las semillas de las uvas rojas y comprobadamente poseen actividad antioxidante. En el procesamiento de vinos blancos, no hay contacto directo con la cáscara de la uva, lo que justifica la elección por el vino tinto.

Los polifenóis trabajan sobre la producción de una proteína, la endotelina-1, asociada a enfermedades cardíacas, principal causa de muerte en muchos países occidentales. Los extractos de vino tinto de hecho inhiben la síntesis de endotelina-1, que hace que los vasos sanguíneos se contraigan. Además, los polifenoles también inhiben la formación de óxidos de colesterol, productos de la oxidación de LDL, uno de los principales factores desencadenantes de la aterogénesis. La agregación plaquetaria, otro importante factor de riesgo para coronariopatias, es inhibida por el resveratrol y los flavonoides quercetina y catequina, compuestos fenólicos presentes en vinos tintos.

Otro estudio llevado por el doctor John Lekakis y sus colegas del Hospital de la Universidad de Alexandra en Grecia, indica que la ingestión de vino tinto disminuye los daños arteriales causados ​​por el tabaquismo.
Un total de 16 voluntarios fumaron un cigarrillo antes de hacer una prueba para medir el desempeño de sus arterias confirmando estudios anteriores, que muestran que fumar un cigarrillo reduce durante una hora la habilidad de las arterias de transportar sangre por el cuerpo. Ellos fueron probados de nuevo después de beber dos cálices de vino tinto y fumar un cigarrillo, y de nuevo después de beber dos vasos de vino no alcohólico y fumar un cigarrillo. Sin embargo, los efectos negativos no se constataron cuando los voluntarios bebieron vino tinto - alcohólico o no alcohólico - mientras fumaban, indicando que un ingrediente presente en el vino tinto, que no es el alcohol, sería el responsable del efecto protector.

Sin embargo los investigadores resaltan que el consumo regular de vino tinto no prueba atenuar los daños promovidos por el consumo crónico del tabaco y también que no es nada sensato tomar dos vasos de vino tinto para cada cigarrillo que se fuma!
Muchos expertos están en ese momento tratando de aislar los principales ingredientes presentes en el vino tinto, y con ello, ellos esperan desarrollar drogas que protejan al organismo contra enfermedades cardíacas y el cáncer, y que puedan prolongar la vida. Los datos preliminares indican que las perspectivas son bastante prometedoras.

Para los culturistas esta bebida puede ser un gran añadido dietético. Ocurre que el etanol estimula la producción de óxido nítrico, un potente vasodilatador. Por eso es muy común entre culturistas, la práctica de ingerir un cáliz de vino tinto justo antes de subir al escenario.
El uso del vino tinto principalmente por su efecto cardio-protector, es muy válido para aquellos individuos insistentes en cuanto al uso de esteroides anabólicos, pues con el uso de estas drogas, se observa una disminución bastante acentuada en los niveles de HDL colesterol. Sin embargo, el uso regular de vino tinto o de cualquier otro alimento con propiedades funcionales, no excluye los riesgos que estos fármacos exponen a sus usuarios.

De acuerdo con diversos expertos, parece que el consumo de una o dos copas de vino tinto al día, teniendo en cuenta una buena absorción de los principios activos, sería bastante adecuado.
Es importante resaltar que los efectos arriba mencionados son verificados cuando se realiza un consumo moderado de vino tinto. Una ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, aunque sea a través del vino tinto, induce a innumerables agravantes a la salud y no está indicada en ninguna hipótesis.

Principales compuestos fenólicos presentes en el vino tinto

FLAVONOIDES NO FLAVONÓIDES

1. L avonoles: quercetina, camferol y miricetina.
2. A ntocianinas: cianina, delfinina, peonina y malvina.
3. F lavan-3-óis: catequina, picatequina, galocatequina, procianidinas, taninos condensados
4. Ácidos benzoicos: ácido vano, ácido gálico, taninos hidrolizables.
5. B enzimas: vanilina y siringaldehído.
6. Ácidos cinéticos: ácido p-cumárico, ácido ferúlico, ácido clorogénico y ácido cafeico.
7. C inamaldehídos: coniférico dede y sinapaldehído.
8. T irosol
9. R esveratrol