Sólo no sabe lo que es quedarse con el corazón apretado por horas a hilo, contando los segundos para terminar el período quien no es madre. Después de dar un abrazo apretado y un beso chasqueado en su hijo, que muchas veces está tan entusiasmado con el primer día de clase que apenas te da adiós, te vas aprehendiendo imaginando cómo él lidiar con los nuevos amigos y el nuevo profesor.

Las escuelas y los profesores tienen tácticas excelentes para atrapar la atención de los pequeños y hacer que quieran volver al día siguiente. Por supuesto que tiene aquellos que no se sienten seguros lejos de la madre al principio, sobre todo si es el primer día de clase de su vida. Teniendo con estos obligatoriamente un poco más de paciencia y cuidado para que en lugar de interés y entusiasmo, traumatiza al niño haciendo la hora de ir a la escuela una sesión de tortura.

El primer día de clase no es fácil para nadie, sean niños pequeños, adolescentes e incluso para los profesores. Al final es día de conocer quien pasará un año entero dividiendo su vida y sus nuevos aprendizajes. La afinidad puede ocurrir desde el principio o puede tardar algunos días o meses o simplemente no suceda. Al final son muchos niños diferentes, con genio y educación diferente y al mismo tiempo que pueden ocurrir fricciones por eso, puede ser una lección de mucho valor para quien esta en formación de carácter.

Aprender a lidiar con diferencias es fundamental para cualquier ser humano, por lo que la escuela va más allá de hacer lecciones, jugar y aprender nuevas cosas. La escuela es lugar para aprender a socializar, convivir con otras personas y principalmente saber dividir.

Niños que lloran para ir a la escuela - Qué hacer?

Y cada día a la hora de poner el uniforme para ir a la escuela el show comienza. Las lágrimas, las barritas, los chiles y los afines han visto parte de la rutina dejando no sólo al niño estresado como la madre, el padre o el responsable que la llevará. ¿Qué hacer en una situación de esas?

Si el niño nunca fue a la escuela todavía le da para entender que no esté acostumbrada a la nueva rutina y paciencia, mucha paciencia será esencial para la adaptación de esta nueva fase. Mucha conversación y estímulo tendrán que formar parte del día a día, principalmente a cada regreso de la clase. Jamás padres y responsables deben demostrar inseguridad o tristeza al dejarlo en la escuela, pues eso puede generar aún más miedo haciendo hasta pensar que no regresarán para buscarlo. Estimule hablar y recordar el nombre de las profesoras, de los amigos y de lo que hizo a lo largo del día. Hazlo ver lo mucho que es bueno y divertido estar en la escuela dividiendo su tiempo con otros niños. En el caso de los niños que se inician en una nueva escuela después de un cambio de dirección, es decir, cuál es el motivo, es un poco más complicado. El niño ya inicia el año frustrado que no verá más sus antiguos amigos y no vivirá la antigua rutina escolar, por eso mucho diálogo y, apoyo de la nueva escuela será necesario.

Para niños pequeños, período de adaptación es esencial para que se conozcan los profesores, los nuevos amigos y también el nuevo ambiente. Algunos pueden estar estimulados ya en los primeros días y adaptarse fácilmente, otros acaban presentando más dificultad y no consiguen aceptar tan fácilmente el cambio. Una buena conversación con la profesora, informando sobre la dificultad en dejarlo en la escuela puede ser importante. De esta forma no sólo los padres crean ese estímulo para que el pequeño acepte la nueva rutina, como los profesores estarán más atentos en ayudarle a sentir más la voluntad y con placer en estar allí con el nuevo grupito.

Una cosa es hecho, la paciencia deberá reinar en cualquier caso y situación ya que con el tiempo el niño se adaptará al nuevo espacio y la nueva vida. Algunos padres llegan a desistir de llevar a sus hijos a la escuela, creyendo que no están preparados para encarar y terminan posponiendo una situación que tendrán que enfrentarse tarde o temprano. Por lo tanto, encare de frente a la situación y venzan más esa etapa con mucho cariño, paciencia y sobre todo con la certeza que terminará pronto.

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Foto: Francisco Osorio, Philipp Nordmeyer