Mejorar la saciedad y reducir el hambre, es una de las claves para alcanzar el adelgazamiento. En este artículo, algunos elementos que mejoran la saciedad y reducen su hambre!

¿Qué es más difícil en la dieta? Entre uno de los motivos más citados, siempre tendremos el hambre. Al final, para quien está acostumbrado a un ritmo de alimentación, reducir la ingesta calórica traerá incomodidad. No hay manera, es inevitable. Por eso, es fundamental trabajar con alimentos y estrategias que mejoran la saciedad.

Después de todo, es algo que escapa a nuestra fisiología, pasa hambre de forma voluntaria, con la disposición de alimentos. Por eso, necesitamos estrategias, que van a optimizar la saciedad y mejorar considerablemente la facilidad en mantener la dieta.

Pero antes, necesitamos entender mejor cómo sucede toda la cuestión de la saciedad?

¿Por qué nos sentimos saciados?

Este es un punto muy importante. Después de todo, ¿de dónde viene la saciedad? Nuestro cerebro y sistema nervioso en general, está dirigido al mantenimiento de las funcionalidades fisiológicas. En lo que se refiere al alimento, esto implica tanto comer, como dejar de comer a la hora correcta. Por eso, la saciedad es ante todo, algo a nivel cerebral.

Además, tenemos dos hormonas que actúan de forma directa en la saciedad. La grelina se conoce como la hormona del hambre. Es a través de su acción, que sentimos hambre. En el otro lado, tenemos la leptina, la hormona de la saciedad. Es a través de la actividad de estas hormonas, que tenemos más o menos hambre.

Por lo tanto, la saciedad no es una cuestión de sólo una vía. También tenemos otro punto muy importante: la cuestión psicológica. Muchas veces, no tenemos hambre, tenemos deseo. El hambre es una necesidad fisiológica. En ella, no hay mucha elección o voluntad de comer algo en específico.

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Deseo es cuando tenemos ganas de comer algo en específico. Generalmente, algo que no es muy sano. En este caso, tenemos un problema, pues el alimento que sostiene el deseo es, en la mayoría de los casos, algo que no trae calidad nutricional para la dieta.

Por eso, es muy importante entender que la saciedad tiene que estar en estas tres vías principales. Si una de ellas está desregulada, no tiene manera, sentiremos hambre, aunque esté alimentada. Vea ahora, algunos enfoques prácticos que pueden ayudarte a tener más saciedad!

Saciedad, la clave para el adelgazamiento

El hambre no es sinónimo de dieta. Si está bien hecha, balanceada de la forma correcta, tendremos la posibilidad de adelgazarse, sin pasar hambre realmente. Por eso, es importante buscar la saciedad, a través de estrategias simples y que se pueden hacer en el día a día.

Ver algunas posibilidades.

1- Analizar, ante todo, cómo se absorben los alimentos

Quien debe hacer esto siempre, es su nutricionista. Sin embargo, lamentablemente no todas las personas pueden consultarse con tal profesional. Cuando hablamos de saciedad, necesitamos entender que está relacionada directamente con el tiempo de absorción de los nutrientes.

Cuanto más rápida sea la absorción, más rápido sentiremos hambre. De la misma manera, los nutrientes que tienen una absorción más lenta, acaban invariablemente, trayendo una mayor sensación de saciedad.

Por eso, el primer punto a tratar, cuando pensamos en términos de saciedad, es el tiempo de absorción de los alimentos. Por eso, prefiera siempre alimentos que tienen una absorción más lenta.

En el caso de los carbohidratos, prefiera alimentos integrales. En el caso de las proteínas, prefiera las de lenta absorción (como el huevo o la albúmina, por ejemplo). Para asegurarse de que está en el camino correcto, analice el índice glucémico de los alimentos. Cuanto más alto, más rápido será la absorción del mismo. Prefiera los de índice glucémico más bajo.

2- Ejercite en una intensidad adecuada

Pero lo que el ejercicio tiene de relación con la saciedad? ¡Muchas cosas! Como ya he citado, la saciedad ocurre en diferentes niveles. Como el ejercicio provoca una mejora de todo el sistema metabólico, actúa directamente en la mejora de la saciedad. Pero para que eso suceda realmente, necesitamos un ejercicio en una intensidad adecuada.

Recordando siempre, qué intensidad es uno de los factores relacionados con la individualidad. Para que el ejercicio sea efectivo, en términos de mejora de saciedad, eso necesita ser tenido en cuenta. HIIT, por ejemplo, ayuda a mejorar la saciedad. La musculación y el ejercicio aeróbico, también.

3- Ingerir agua de forma constante

 Beber bastante agua durante el día es fundamental para quien quiere mejorar la saciedad. La deshidratación, puede ser entendida muchas veces, como hambre. Por eso, muchas personas que no beben agua, tienden a comer más.

Durante el día, beba agua con frecuencia, para sentir menos hambre. Esto tendrá una relación directa con su saciedad. Muchas personas creen que 2 litros de agua son suficientes para cualquier persona, pero eso depende de una serie de factores. En algunos casos, esto es lo menos aceptable. Por eso, beba agua constantemente, para entre otros beneficios, mejorar su saciedad.

4- Encuentre formas de controlar la ansiedad

Una de las peores situaciones para el mantenimiento de una dieta regulada y saludable, es la ansiedad. Tenemos una tendencia natural y cultural, de comer más cuando estamos ansiosos. Por eso, cuando hablamos en saciedad, la ansiedad se vuelve un tema natural y altamente importante. Controlar la ansiedad, o bien, utilizar otra válvula de escape en momentos de mayor estrés, es una forma inteligente de mejorar la saciedad. Recuerde que la saciedad no está ligada sólo a mecanismos fisiológicos, sino también a elementos psicológicos. Estar consciente de ello y buscar estrategias para mejorar este punto, es muy importante para mantener su dieta.

5- Busque entender si tiene hambre o deseo

Por lo general, suelo definir hambre como aquella sensación donde un plato de frijol con arroz es lo que usted necesita. Si la voluntad que usted está sintiendo de comer, se saciará con un plato de arroz con frijoles, usted tiene hambre. Si lo que estás sintiendo es muy específico y el plato de arroz con frijoles no es agradable al pensamiento, eso es deseo.

Encontrar, en el día a día, técnicas y fórmulas como ésta, para separar lo que es el hambre, de lo que es deseo, hará que usted se conciencie de sus reales necesidades fisiológicas de alimento. Usted verá, que en gran parte de las veces, lo que usted está sintiendo es deseo, no hambre. Y el deseo pasa y no tiene función fisiológica. Conseguir controlar ellos, es uno de los puntos clave para adelgazar y dejar de comer tonterías.  

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Estas son algunas de las principales formas de reducir y mejorar la saciedad. Entender esto, es uno de los principios del proceso de adelgazamiento o de reeducación alimentaria. Busque practicar esto en el día a día y usted verá una mejora considerable en su dieta. ¡Siempre busque la ayuda de un buen profesional! Buenos entrenamientos!