Hipertensos pueden hacer HIIT?
demacraciónLa popularización de HIIT hace que sea indicado para diferentes perfiles de personas. Vea en este artículo si hay la posibilidad de una persona hipertensa realizar el HIIT.
La hipertensión es hoy una de las enfermedades que más afecta a la población en general. La hipertensión debe ser tratada de manera correcta, ya que puede llegar a generar problemas más acentuados en términos de funcionalidad, como la dieta, el estilo de vida y la genética. Entre los diversos enfoques que se deben hacer con una persona en estado de hipertensión, el ejercicio físico es una de las bases, pues permite una mayor maleabilidad de los vasos sanguíneos, además de una mejora en todo el sistema cardiovascular. De esta forma, es necesario buscar estrategias para potenciar estos efectos.
Para ello, usara muchas veces los ejercicios aeróbicos de baja intensidad, como la caminata. Estos tienen un efecto positivo ya conocido. Pero el HIIT puede ser usado en esta población? Es lo que voy a intentar responder a continuación!
HIIT en hipertensos, se puede hacer con seguridad?
La hipertensión se caracteriza por el aumento de la presión sanguínea contra las paredes de las arterias. Conforme el individuo envejece, las posibilidades de desarrollar la hipertensión aumenta considerablemente, principalmente este tiene una vida sedentaria y desordenada (Pupatto, 2010).
El estado crónico de hipertensión se produce cuando los niveles de presión de los pacientes sobrepasan los valores que se consideran de referencia. En estos casos, dependiendo de cada situación, se hace necesario o no el tratamiento medicamentoso. Sin embargo, independientemente del caso y de su gravedad, es fundamental la práctica de ejercicios físicos y la adopción de hábitos saludables.
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En relación a la hipertensión, podemos destacar que la actividad física posee los siguientes efectos:
Por lo tanto, los efectos de la práctica de actividades físicas pueden ser categorizados en:
Agudos inmediatos: se producen a través de una asociación directa de los ejercicios físicos en los períodos peri y post-inmediato de determinada actividad. Por ejemplo, el aumento de la frecuencia cardíaca, la ventilación pulmonar y la sudoración.
Agudos Tardíos: asociados a la práctica de ejercicios, pero ocurren en los períodos que suceden las primeras 24 o 48 horas post-actividad. En esta fase, es posible verificar la disminución de los niveles de tensión, un aumento del volumen plasmático, entre otras.
crónica: Aquí tenemos las reales adaptaciones al entrenamiento. Se caracterizan por los aspectos morfofuncionales, como mejora del Vo2 máximo e hipertrofia. Son los efectos que hacen que la hipertensión se vuelva mucho más suave y controlada.
En general, el ejercicio físico actúa de diferentes formas en el control de la hipertensión. Además de hacer los vasos más dilatados, para que más sangre pueda llegar a los músculos, todavía tenemos adaptaciones de todos los sistemas que dan soporte a determinada actividad, como es el caso del cardiorrespiratorio y del endocrino.
De esta manera, es fundamental que el entrenamiento para hipertensos sea prescrito en la búsqueda de estos objetivos. Si la persona en cuestión todavía presenta problemas como obesidad o diabetes, el ejercicio físico se vuelve aún más indispensable!
Resumiendo, es incontestable que el ejercicio físico es fundamental en la mejora de la funcionalidad orgánica de cualquier persona con hipertensión. Pero ahora llegamos a otro punto importante, que es la elección de la actividad en cuestión.
Inicialmente quiero dejar claro que todo aquí presentado es dirigido al gran público y no a casos específicos. Esto hace que el acompañamiento de su cardiólogo sea fundamental, independientemente de cuál sea su elección en términos de ejercicio.
Además, es importante resaltar que existen diferentes grados de hipertensión, como muestran las Directrices Brasileñas de Hipertensión Arterial, desarrolladas por la Sociedad Brasileña de Cardiología (2006). Según estas directrices, la presión arterial presenta algunas etapas que contribuyen al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad:
Etapa 1, ligero, de 140 x 90 mmHg.
Etapa 2, moderado, de 160 x 100 mmHg.
Etapa 3, grave, por encima de 180 x 110 mmHg.
Además, existen otros factores que deben tenerse en cuenta en el diagnóstico. Como eso es tarea del cardiólogo, voy a atenerse a la cuestión de las actividades físicas.
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Si recibo un paciente en estado grave, por ejemplo,, muy probablemente no voy a empezar con HIIT, porque el riesgo de muerte súbita es grande. En este caso, lo ideal es iniciar con actividades de mayor volumen y menor intensidad. En caso contrario, el sufrimiento cardiovascular será muy acentuado. Las caminatas leves son las más indicadas, para que el cuerpo comience a adaptarse a las actividades. Con eso, vamos mejorando todos los aspectos ya citados y conforme el cuadro se está volviendo más estable, podremos tener un incremento de intensidad en el futuro. Después de algún tiempo, cuando el cuadro está estable y no presenta más riesgos la integridad del alumno, será posible usar sí entrenamientos de alta intensidad.
En los estadios moderados y ligeros, depende mucho del contexto general. Basado en una periodización, será posible establecer las intensidades totales de cada mesociclo. De esta forma, será posible ir mejorando poco a poco la calidad del entrenamiento e ir utilizando el HIIT para este propósito.
Lo que queda claro es que el uso correcto del HIIT puede ser muy interesante, pues según afirma Gentil (2015) el condicionamiento cardiorrespiratorio es un fuerte elemento para la prevención de mortalidad por eventos cardiovasculares. Esto se muestra efectivo porque mejoras en el consumo máximo de oxígeno (VO2máx) están inversamente relacionadas con los riesgos de mortalidad.
Es decir, el punto básico de la mejora de un hipertenso necesita ser el perfeccionamiento de su capacidad física. En este punto, el HIIT viene demostrando mucho más eficiente que el entrenamiento tradicional.
En un estudio longitudinal de Rognmo (2012), se acompañaron a 4846 pacientes, todos ellos involucrados en programas de rehabilitación cardíaca, todos en Noruega. El período de observación del estudio fue de 7 años. Se registraron 129.456 horas para el ejercicio aeróbico de intensidad moderada y 46.364 horas de ejercicio de alta intensidad.
Después de este período fue posible verificar sólo 1 efecto adverso, que resultó en muerte en el grupo de los ejercicios de intensidad moderada y 2 efectos adversos (no fatales) en el grupo de alta intensidad. De esta forma se pudo comprobar que ambos tipos de ejercicios ofrecieron un bajo riesgo de muerte para tal población.
Es lógico que el acompañamiento de un buen profesional en estos casos es fundamental, ya que como ya he mostrado, la progresión de las cargas es fundamental en la mejora de la salud de este público.
Por eso, no es indicado que hipertensos entrenen siempre en la misma intensidad y de la misma manera, pues eso acaba haciendo las ganancias mínimas. Hasta que haya una mejora sustancial, lo indicado es que tengamos siempre una progresión en las cargas de entrenamiento, hecha de manera coherente y responsable.
Para ello, siempre cuente con la ayuda de un equipo multidisciplinario, formado por cardiólogo, nutricionista y educador físico. Buenos entrenamientos!
referencias:
Rognmo, Øivind, et al. Cardiovascular riesgo de la alta tasa de conductas de la respiración en los pacientes con enfermedades cardiovasculares. Heart Fail Rev. 2008
DIRECCIÓN DE REHABILITACIÓN CARDÍACA. Archivos Brasileños de Cardiología, São Paulo, 2006.
Pupatto, G.L. Ejercicio físico y control de la presión arterial en hipertensos. De la Universidad de Chile..