Fisiológicamente, el cuerpo humano se ha adaptado y se ha diseñado para realizar diferentes respuestas frente a diferentes estímulos y / o situaciones, sean cuales sean.

Entre estas respuestas, podemos citar los procesos digestivos y, por consiguiente, la absorción y utilización de estos sustratos para diversos fines. Siendo ese un proceso no sólo de extrema importancia para el cuerpo, pero, principalmente vital, estudios se propagan cada vez más en esa área, buscando entender y solucionar diversos contratiempos derivados de disfunciones o, incluso entendiendo para modificar o manipular las respuestas de acuerdo con que le es conveniente.

Entre las respuestas más comunes que tenemos en la digestión, por ejemplo, es la liberación de enzimas y líquidos para la digestión del alimento, o sea, para la hidrólisis de partículas mayores en partículas menores.

En consecuencia, tenemos la absorción de estas pequeñas partículas por los enteros, donde hay gran respuesta de los conductores o canales para el transporte de estos.

Por último, en la utilización de estos sustratos, uno de los procesos más conocidos, estudiados y también importantes, son los procesos relacionados liberación de insulina, su llegada y acción en la membrana celular (más específicamente en el receptor de la membrana celular).

La insulina es una de las hormonas más importantes para el cuerpo humano, con gran poder de estimular síntesis, amplio poder de estímulo al aprovechamiento de energía entre otros..

Además, cuando insulina no ejerce sus papeles fisiológicos de manera correcta, las disfunciones en el metabolismo son ampliamente perjudiciales, como es el caso de la Diabetes Mellitus Tipo I, de las hiperinsulimias, etc..

Pues bien, la insulina es una hormona de carácter proteico producida y secretada por las células Beta del Páncreas humano.

Normalmente, está en grandes concentraciones en la sangre en períodos de sobremesa. Esto se debe a que se conecta a los receptores del tipo GLUT-4 en la membrana celular de las células insulino-dependientes, promoviendo una cascada de reacciones intracelulares para que haya captación de la glucosa y, de esta forma, la utilización de la misma.

Entre estos tejidos los más estudiados y comunes son el músculo y el adiposo.

Básicamente, innumerables factores de la alimentación pueden estimular la secreción de insulina, pero, sin dudas entre estos factores lo que se presenta en mayor relevancia son los carbohidratos, ya que las proteínas y combinaciones de proteínas hasta pueden estimular la secreción de insulina, pero no tan en grandes proporciones.

Pero, ¿cuál es la relevancia de preocuparse por la secreción de insulina y su acción en las debidas células para el practicante de musculación ... ?

Bueno, recuerdan que he hablado que los tejidos dependientes de esa hormona son el músculo y el adiposo? Pues bien, recuerdan también que he hablado que la insulina es responsable de diversos estímulos a síntesis?

De esta forma, queda claro percibir que ésta es una de las hormonas más relevantes para la síntesis muscular y también para la ganancia de grasa, o síntesis de grasa.

Por lo tanto, tanto el desarrollo muscular cuando la no acumulación (o la acumulación) de grasa están directamente ligados a la insulina.

Para el practicante de musculación, el saber manipular estos efectos insulínicos es de total importancia, ya que los resultados pueden ser catastróficos si esto se realiza de manera incorrecta.

Además, problemas como hiperinsulimia pueden alterar significativamente el desempeño del entrenamiento, ya que esta situación puede generar mareos, somnolencia, mareos, sed excesiva, sentimiento de "empate estomacal" etc..

¿Y cómo es posible ...? Bueno, varias son las alternativas que encontramos para manipular las respuestas insulínicas, o al menos, promover una respuesta de acuerdo a lo que queremos. Desde la alimentación bien estructurada, hasta con el uso de alimentos funcionales.

En primer lugar, sin embargo, viene la alimentación. Directa o indirectamente, todos los alimentos interfieren en glucosa en la sangre, y entonces, la combinación entre ellos puede o no ser interesante.

Y no hablo de índice glucémico. Por otra parte, este era un concepto ampliamente utilizado en el pasado, principalmente cuando el tema era diabetes.

Sin embargo, hoy se habla más que eso: Se habla sobre carga glucémica e impacto glucémico, especialmente de la comida como un todo (ya que difícilmente ingerimos sólo un alimento en una comida).

Valores que se refieren a la respuesta glucémica del cuerpo en relación a la cantidad e impacto de la mezcla de carbohidratos.

Los estudios más precisos todavía tienen en cuenta la disminución de este índice glucémico con la ingesta de algunas proteínas y / o lípidos.

Sin embargo, algunas proteínas, de lo contrario de lo que se pensaba que sólo podrían disminuir la carga glucémica de la comida, pueden aumentar la misma por factores no conocidos.

Una cosa que normalmente confunde mucho a los individuos se refiere a las mezclas de alimentos. Bueno, vamos a aclarar dos puntos:

El primero de ellos es acerca de la mezcla entre dos carbohidratos, en el cual la carga glucémica puede ser descrita sobre la cantidad en porcentaje del carbohidrato en la comida, multiplicado por el IG del alimento en la comida, dividido por cien.

Se suman entonces los resultados para obtener el deseado.

Pero, secundariamente, como dicho, no ingerimos un alimento solo y, tampoco sólo fuentes de carbohidratos.

Entonces, deberíamos tomar en consideración las proteínas y los lípidos. Sin embargo, en la práctica esto no es algo viable. Por lo tanto, establecer reglitas básicas como la capacidad de proteínas animales (carne, normalmente), los lípidos y las fibras disminuyen el impacto glucémico ya es suficiente.

A pesar de los conceptos cambiar, procurar consumir siempre carbohidratos complejos ya es un buen paso para buscar niveles más estables de insulina.

Si estos carbohidratos tienen un contenido de fibra significativo, entonces, mejor aún. A pesar de que no todos los carbohidratos complejos son tan difíciles de digerir y proporcionar un IG alto (como la patata inglesa, el maíz y otros), son mucho mejores para utilizar en los diversos momentos del día cuando se compara con azúcares simples tales como la glucosa (que, muy presente en el azúcar de mesa), la fructosa (presente en la sacarosa, la miel, las frutas) entre otros.

Una buena sugerencia para evitar picos de insulina cuando el consumo de este tipo de carbohidratos que, a pesar de complejo tiene fácil digestibilidad es aliar una fuente de grasa, disminuyendo el tiempo de vaciamiento gástrico y, consecuentemente, la carga glucémica de la comida como un todo.

Los alimentos como la leche y la fructosa pueden engañar a algunas personas: Ambos poseen IG bajo, sin embargo, cuando hablamos de la leche, debido a su configuración proteica, analizamos un índice insulinémico muy alto.

Y, en el caso de la fructosa, la vemos como una toxina. A pesar del IG bastante bajo, ella tiene mucho más capacidad de hacer glicación, puede promover resistencia a la insulina, puede ser un factor tendencioso para la obesidad, contribuye con dislipidemias, etc..

Por eso, observe siempre el tipo de nutriente presente en su alimento. Esto no quiere decir que usted no deba comer frutas o tampoco beber leche. Por otra parte, la leche es más que esencial.

Sin embargo, en cuanto a las frutas, vale la pena la moderación y el consumo de frutas preferentemente con bajo contenido de fructosa como el aguacate, el plátano y el melocotón.

Una segunda gran opción para control de la glucemia es a través de compuestos naturales. Es importante resaltar la utilización de 3-9g de canela por día, que ha presentado óptimos resultados en la mejora de la sensibilidad a la insulina, en especial en diabéticos tipo II. Esto porque, a través de sus polifenoles, los receptores de insulina en la membrana celular son mejores expresados ​​a través de su autofosforilación.

Y eso hace que la insulina haya de manera correcta en esos receptores. La canela todavía inhibe la desfosforilación de estos receptores.

Estos efectos pueden contribuir en gran medida a la disminución de la capacidad de almacenamiento de grasa y, por consiguiente, a la disminución de posibles dislipidemias.

Una cuarta opción es la utilización del cromo. Posiblemente él también tiene efectos estimulantes en la sensibilidad a la insulina, en la disminución del cortisol y otros.

Sin embargo, la literatura es todavía bastante imprecisa en estos datos, presentando que algunos individuos tendrían mayor capacidad de responder a esos beneficios del cromo y otras no. Más estudios entonces necesitan ser realizados.

conclusión:

Como un deporte complejo, la musculación también involucra cuestiones relacionadas con la dietética. De esta forma, pequeños detalles pueden hacer grandes diferencias en el entrenamiento, lo que es el caso glucosa en la sangre.

Saber cómo estabilizar la glucemia y, principalmente manipularla de acuerdo con sus necesidades es de extrema importancia en la búsqueda de buenos resultados.

Buenos entrenamientos!

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