Los vínculos afectivos son vínculos de afecto que se se construyen en el transcurso de la vida. Los primeros lazos afectivos creados normalmente son entre madres, padres e hijos. La familia es el primer lugar donde se crean los lazos afectivos y los más fuertes, que durarán toda la vida.

El apego y los lazos afectivos forman parte de los puntos importantes de la vida de cualquier ser humano. Se crean naturalmente, sin esfuerzo alguno y normalmente se construyen sobre la base de la reciprocidad de sentimientos.

Lazos Afectivos y el Desarrollo del Niño

Enfocándose en el desarrollo físico y emocional de un niño, los vínculos de los vínculos afectivos interfieren con mucha fuerza. Desde bebés necesitan mucha atención y cuidados con firmeza y amor, que va más allá de las obligaciones. Necesitan sentirse seguros y acogidos para superar cada fase y descubrimiento de su vida.

Nadie conoce a un hijo como los padres, por lo tanto fortalecer ese vínculo y los lazos afectivos cada día, regado con mucho amor, atención y cariño es esencial. Todo vínculo afectivo es alimentado a través de la confianza, del cuidado diario, de la atención y principalmente del afecto. Si desprenda de los ojos juzgadores y mire siempre como ojos de amor.

El mayor error de los padres, es permitir que los vínculos afectivos se golpeen a lo largo de los años. Toda atención dada en la fase del bebé, se va perdiendo con el crecimiento del hijo. El lugar donde debería ser el puerto seguro del niño, donde la confianza estaba por encima de todo, comienza a perderse.

Normalmente en la fase de la adolescencia, una fase complicada de cualquier ser humano, los padres suelen sentir mayor dificultad en la relación con el joven, que a su vez también se distancia. Parece incluso que los lazos afectivos son totalmente sacudidos en esa fase y valores tan importantes de la familia acaban perdiendo en ese momento, o al menos parece que se perdieron.

Por eso es tan importante siempre alimentar esos lazos, ajustar los errores y buscar corregir y alinear lo que está fuera de lo que era normal de la familia. Los vínculos afectivos con el paso de los años se van fortaleciendo a través de la confianza y la presencia, y es necesario como cualquier relación cuidar para que se mantenga.

Traumas de la niñez

La infancia es regada de muchos cambios y transiciones diarias y con ellas pueden ocurrir situaciones traumáticas y que hacen marcas por toda la vida. Situaciones dentro de la familia, algún episodio presenciado en la calle, separaciones de padres, agresiones físicas o verbales e incluso violencias de todo tipo.

Las vivencias de la infancia son lo que proporcionarán buenas historias, experiencias y formarán lo que el niño será en el futuro. Todo lo que se vive en la infancia colaborará activamente para el desarrollo de la personalidad, lo que determinará opciones importantes por toda la vida.

Traumas en la infancia pueden alcanzar el desarrollo y hacer marcas profundas en el carácter de un niño, como por ejemplo:

Baja autoestima

Los traumas pueden afectar directamente la seguridad de la personalidad del niño. Los problemas de baja autoestima se observan en niños que han sufrido traumas de la infancia. Muchas veces, desarrollan dificultad en la relación, tiene una visión distorsionada de sí mismo y con la sensación de que nunca será lo suficientemente bueno para hacer cualquier actividad.

Es muy importante que los niños que sufren algún trauma, tengan un acompañamiento psicológico adecuado, además del apoyo y cuidado familiar. Cuanto más temprano acompañado el trauma, menores son las posibilidades de que el niño desarrolle problemas con baja autoestima.

Dificultad de relacionarse

Los niños que sufren traumas graves y que afectan completamente a lo psicológico como los casos de abuso sexual, abusos físicos y psicológicos, afectan totalmente la forma de relacionarse con los demás, además de su comportamiento con el mundo.

La desconfianza con los demás, la inseguridad y el temor de relacionarse con nuevas personas es uno de los problemas más graves. Pero puede ser solucionado con acompañamiento psicológico.

Miedo de hablar en público

Dependiendo del tipo de trauma, normalmente relacionado con humillaciones en público, el niño desarrolla miedo de hablar en público. Tiene mucha dificultad para expresarse, conversar en grupos aunque pequeños y pueden tener dificultades en las relaciones interpersonales a lo largo de la vida, afectando también en el futuro en la profesión.

Los traumas ocurren debido a la incapacidad del niño o incluso del adulto de superar ciertos acontecimientos en su vida. Pero cualquier tipo de trauma puede y debe ser tratado a través de tratamientos con especialistas en traumas, normalmente psicólogos y terapeutas.

Algunos niños y jóvenes, víctimas de traumas graves y cuadros intensos de miedo, pueden adaptarse y recuperarse de manera increíble. Y esta recuperación puede variar de acuerdo con la maduración del psíquico, que en algunos casos puede ocurrir de forma precoz en los niños.

El proceso de tratamiento no es nada fácil y obviamente no hace ningún milagro. Pero con un acompañamiento de un profesional capacitado, los resultados surgirán. Otro método para el tratamiento de traumas alternativos es la hipnosis.

A través de sesiones de hipnosis muchos pacientes lograron tener una visión diferente del problema, superando traumas y consiguiendo seguir sus vidas completamente curadas.

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